En una reflexión anterior (“La Gran Oportunidad” del 11 de octubre) pronostiqué tres cosas trascendentes: que el Partido Comunista y el Frente Amplio harán campaña
por el rechazo del proyecto constitucional que ha acordado la convención correspondiente, que ese pronunciamiento pondría al Presidente Boric en la disyuntiva de adelantarse o no para liderar esa
campaña y que el PC se había puesto en una posición que lo obligaba a presentar a Camila Vallejo como su precandidata a la presidencia de la república en las elecciones de 2025. Como esas
predicciones ya se están evidenciando, ha llegado el momento de analizar las consecuencias de cada una de ellas.
Afirmé en el artículo ya aludido, que el PC y el Frente Amplio nunca han tenido otra alternativa que pronunciarse por el rechazo de la nueva propuesta
constitucional. Obligados a elegir entre ese proyecto y la perpetuación de la llamada constitución de Pinochet de 1980, no podían si no pronunciarse en contra porque la validación de la
constitución antigua, a la que han objetado desde su promulgación, es más fácil de derogar que una nueva y recién aprobada por mayoría ciudadana y su sustitución ya había sido visada por un
acuerdo trasversal de las fuerzas políticas.
Ese obligado pronunciamiento por el rechazo, coloca al Presidente Boric en una difícil disyuntiva: o se adelanta anunciando también su rechazo de modo de asumir la
conducción de la campaña correspondiente para el plebiscito de diciembre próximo, o espera que sean los comunistas los que se adelanten en ese pronunciamiento y lo dejen añadiéndose a él
posteriormente evidenciando su poco airosa condición de “vagón de cola” en todo el asunto. En ambos casos, su decisión va a poner en una difícil posición a la llamada Izquierda Democrática
que conforma la segunda alma de su gobierno. Si esas fuerzas (PS, PPD, PR y eventualmente PDC) también se pronuncian por el rechazo, perderán muchos adherentes que no estarán de acuerdo con
esa elección. En el otro sentido, si se pronuncian por el a favor del nuevo proyecto, se tornará imposible su permanencia en el gobierno.
Mi tercer pronóstico fue que el Partido Comunista no tiene más opción que levantar la precandidatura de Camila Vallejo para la próxima elección presidencial.
No puede hacer otra cosa porque su posición como principal fuerza de gobierno lo obliga a llevar candidato propio y, a diferencia de la elección anterior, la opción de apoyar a un candidato
surgido de alguna de las otras fuerzas de gobierno no será viable esta vez porque esos sectores no tienen ningún candidato capaz de competir con la Vallejo en una primaria. De esa manera,
las fuerzas del oficialismo no tienen otra opción real que correr esa carrera con una candidata comunista, lo que obviamente es la peor posición competitiva porque Chile no aceptaría jamás un
presidente de esa connotación.
Todas estas predicciones ya se ven adelantadas por la realidad que asoma en el viaje a China de la Vallejo aprovechando el paseo presidencial de Boric. Ese
viaje, para una comunista ortodoxa como es ella, es la repetición del viaje del joven veneciano Marco Polo, que, a fines del siglo XIII, “descubrió China” al unirse a una expedición comercial de
sus familiares mayores. A su regreso a Europa, tras largos años de ausencia, escribió “el libro de las maravillas”, por lo que se le considera el pionero de ese descubrimiento.
Emulándolo, la Vallejo se convierte en la “descubridora de China” desde el punto de vista de la ortodoxia marxista leninista que siempre ha caracterizado al PC chileno.
Es por eso que el viaje de la Vallejo será muchísimo más trascendente que el del propio Boric, porque puede ser el aparatoso principio del reconocimiento del PC de
que llegó la hora de sustituir al comunismo ruso por el comunismo chino, en vista de la nueva situación mundial. Hijo dilecto de Moscú durante muchos decenios, el PC chileno ha dado la
primera muestra de pragmatismo si es que cambia Moscú por Pekín como “alma mater”.
Uno se podría preguntar la razón de este cambio de lealtades. Por primera vez podría ocurrir que el PC se aburre de ser sinónimo de fracaso económico y
adhiera a un comunismo pragmático que usa el propio capitalismo como arma política. La Vallejo puede ser la primera comunista chilena que reconoce que se han pasado un siglo despreciando el
poder del éxito económico para alcanzar metas políticas estables. El realismo de los tiempos modernos, ya adentrados en una nueva Guerra Fría, muestra que existe un pseudo comunismo que
practica un capitalismo de estado en el marco de una dictadura política y que ese camino lo ha llevado a metas que nunca pudo alcanzar el comunismo ortodoxo que no acepta la libre iniciativa como
motor del desarrollo. En el fondo es ese pragmatismo el reconocimiento de una tremenda derrota doctrinal, así como es el reconocimiento del capitalismo como indispensable soporte del
poder político.
En las próximas semanas estas predicciones contenidas en “La Gran Oportunidad” se irán evidenciando a través de la verborrea del gobierno, del nuevo PC y de la
propia Camila Vallejo. Y eso marcará la tónica de la ruta que la llevará a un rotundo fracaso electoral en 2025.
En todo caso, la amargura de esa derrota será gratificada para la Vallejo con el recuerdo de su antecesor Marco Polo, ya que éste, tras sufrir la cárcel genovesa,
terminó como rico mercader en la esplendorosa Venecia. Podremos ver a Camila Vallejo sentada en los directorios de grandes empresas chilenas, lo que jamás podrá ocurrirle a un Jadue o un
Carmona.
Orlando Sáenz