Y ya van dos… ¿o son tres?


Si el destartalado gobierno de Gabriel Boric logra terminar su periodo constitucional sin llevarse por delante lo que queda de la desquiciada y otrora poderosa institucionalidad republicana de Chile, a fines de 2025 tendremos que elegir a un nuevo Presidente de la República.  Las campañas presidenciales chilenas tradicionalmente han sido largas y lo normal fue que comenzaran informalmente como con un año de anticipación.  Sin embargo, el actual gobierno es tan anormal, que esta vez han comenzado a dibujarse las candidaturas serias con muchísima más anticipación, lo que ya es un signo de la inusual inquietud ciudadana por vislumbrar asideros con algún grado de estabilidad.  Mirado desde ese punto de vista, ya se pueden distinguir dos actos que es posible reconocer como presentación de cartas credenciales para sendas candidaturas presidenciales.  Me refiero, concretamente, al discurso de Juan Antonio Kast en la noche misma del asombroso triunfo de su Partido Republicano en los comicios del día 7 de mayo próximo pasado, y también aludo a la notable entrevista que la ministra del Interior Carolina Tohá le concedió al Diario “El Mercurio” pocos días después, en la que se demostró como una estadista preparada para tan alto cargo.

El discurso de Kast en la memorable noche ya aludida es, derechamente, para nada la alocución de un jefe de partido que ha obtenido buenos resultados, sino que es la pieza oratoria de un estadista y un gran político que demuestra con sus palabras que está preparado para iniciar la recuperación de Chile desde su más alta magistratura.  Su inicio diciendo que no hay nada que celebrar, recuerda la célebre alocución de Churchill cuando, recién nombrado Primer Ministro del Reino Unido, dijo que no tenía más que ofrecer “sangre, sudor y lágrimas”.  Con ella Kast alude subliminalmente a las desastrosas condiciones en que recibiría el mando del país si es que triunfa en ese futuro comicio.  Atreverse a iniciar así su discurso triunfal es propio solamente de un consumado político que demuestra un realismo que enaltece su credibilidad.

Las palabras de esa noche mostraron que Kast ya se colocó en la posición por sobre las exacerbadas de casi todos los políticos chilenos de la actualidad, que siguen atrincherados en posiciones mayormente ideológicas enajenadas de la realidad del país y de los anhelos abrumadoramente mayoritarios de su población.  Al adoptar esa posición, Juan Antonio Kast se coloca por encima de la controversia menuda y, también subliminalmente, está diciendo que es capaz de gobernar para todos los chilenos y no para una parte de ellos como es lo que pretende hacer el actual gobierno, que nunca ha podido entender que el Presidente de la República tiene su mayor fortaleza al demostrarse líder de todos y no solo de algunos.  Sin una sola mención personal, con ello Kast preludió lo de gobernar para solo “los monos peludos” que algunos días después harían inmortal la entrevista de la presidenta del PPD en el diario “La Tercera”. 

Por cierto, que este sólido candidato a la primera magistratura podría cometer muchos errores en el tiempo que va desde ahora a los comicios de 2025.  Podría enredarse en la controversia menuda de los próximos meses en que sus adversarios harán todo lo posible por mostrarlo como un retorico politicastro más.  Podría desdibujarse demostrándose como un fanático a través de la actuación de su partido en la nueva convención constitucional.  Podría descomponerse al reaccionar contra las trampas, insultos e infundios de que seguramente va a ser objeto.  Podría cometer imprudencias en el necesario proceso de forjar una alianza política solida con sectores democráticos afines a sus ideas matrices.  Podría disminuirse participando como un actorzuelo más en las contingencias del futuro próximo en que trataran de envolverlo.  Todo eso es posible, pero pienso sinceramente que posee las cualidades para evitar todos esos peligros y seguir situándose por encima del tumulto de modo de no perder sus principales ases de triunfo que serán su credibilidad, su firmeza, su serenidad y su capacidad para gobernar por encima de todo eso y sin otra meta que la recuperación de Chile.

Ahora bien, la entrevista de Carolina Tohá a que antes aludí también, a mi juicio hace saltar a la palestra a una sólida candidata a la propia Presidencia de la República.  Si se trató de una entrevista en que ella improvisó sus respuestas, revela a una consumada política que incluso trató con suma habilidad aquella parte en que atribuyó la derrota del gobierno en los comicios del 7 de mayo a solo la costumbre chilena de votar por la oposición, lo que simplemente es ridículo, porque, en verdad las votaciones de septiembre del año pasado y de mayo de este año han sido las más meditadas en sus consecuencias de todas las que hemos enfrentado desde muchos años antes.  Si la sensatez demostrada en ese par de comicios hubiera estado presente desde unos cuantos años antes, no habríamos tenido un Bachelet II, un Piñera II y un Boric que precipitaron la decadencia del país.

Pero, dejando esa obligada tontería    aparte, la entrevista revela a una persona con dotes de estadista y con temple de mandatario, al punto de que, al leerla, me viene a la memoria aquel verso del romancero español que, al referirse al Cid Campeador, hacen exclamar al narrador “Oh que buen vasallo si tuviese buen señor”.  Es tanta la habilidad de la Tohá, que se las arregla para esconder al presidente que sirve y demostrar que es ella la que ejerce lo poco de gobierno que tiene el régimen.

Además de eso, las circunstancias han colocado a la Tohá en una posición en que todas sus alternativas son favorables.  Si la sostienen en el cargo que hoy ocupa, pasara a la posteridad como el único timón que tuvo un gobierno aciago y, si terminan echándola porque triunfó el extremismo en el régimen, quedará como líder natural de la izquierda democrática que se aglutinaría en su entorno.

De esa manera, reafirmo mi impresión de que ese discurso de Kast y la entrevista de Tohá son, en realidad, los dos primeros actos de la campaña presidencial 2025.  Sin embargo, debo reconocer que mi dilecto amigo de más de medio siglo, el ex senador Sergio Páez, que conoció este tema antes de que lo escribiera, me anticipó su criterio de que yo estaría omitiendo otra presentación de campaña presidencial y con ello aludía a una entrevista a Evelyn Matthei que él había leído en un suplemento femenino del diario “El Mercurio”.  Como yo no la leí, pero respeto mucho la sagacidad política de mi amigo cuando no se trata de su partido, consigno su opinión de que no han sido dos los actos de campaña si no que ya son tres.

Orlando Sáenz